jueves

"Hola, te presento a mi espalda"




Hoy todo cambiaba, las reglas de juego eran distintas. No eran máscaras, no eran sonidos, esta vez era el turno del movimiento. 
La primera instrucción de nuestra histriónica dictadora fue emparejarnos, aquí de nuevo me encontré con Pablito, con un look de vagabundo intencional perfectamente fiel a las instrucciones dadas anteriormente de venir cómodo. Y si que lo estaba.  Jamás había seguido el movimiento de pequeños zapatos negros, pero en eso consistió el primer asalto. Después mis tensos hombros y cabeza recibieron palmaditas que agradecí internamente, ya que acostumbro a dormir como inconsciente contorsionista.  



Y aquí vino el ataque de risa eterno, que terminó severos minutos después de terminada la actividad. Esta consistía en caminar por la sala sin dirección alguna y al momento de encontrarse con un personaje,saludar según indicaba la big boss. Fuimos de las manos, a pellizcarnos la oreja, mover las caderas en un choque que indicaba que cadera tenía más potencia, hasta un salto acompañado de un sonoro high five. Obviamente con la gente que tenía más afinidad, había más confianza y más humor, sobre todo con Dani la chica estrella, que cada vez que inevitablemente nos encontrábamos, nos sumergíamos en una risa frenética, contagiando a los demás y recibiendo retos ya que era una actividad en silencio, donde claramente ese objetivo no se logró. 
Luego de a mi parecer, la graciosa actividad, tuvimos que dejar que nuestra espalda chocara con otra aleatoriamente y cometer un acto de frotación intentando interpretar las frases tan absurdas como “Salude”, “Muestre rabia”, “Abrace la espalda”. Finalmente debíamos enfrentar a nuestro acompañante, quien en este caso era mi tocaya, y abrazarlo en una muestra de agradecimiento por dejar rascarnos la espalda mutuamente. 

Casi finalizando, la profesora se colocó en el centro de la sala, asumiendo de teníamos que hacer un círculo alrededor de ella y seguir al son de la música sus coordinados movimientos. Como era de esperarse y dignos de la creatividad de nuestros individuales cuerpos, algunos y me incluyo, quisimos agregarle intensidad y originalidad, que fue extrañamente prohibida por este ser humano tan particular e irritante. Una que otras veces mientras sus ojos nos me podían observar, y en un acto de rebeldía y liberación corporal, me movía más de la cuenta y realizaba pasos inventados por mi persona.

Finalmente, después de relajar nuestros excitados cuerpos privados de creatividad propia, nos distribuimos en grupos pequeños para conectarnos a través de nuestras manos. Esta fue la actividad que mas agradecí, y requirió más concentración. Sostuve a dos manos de mujeres tan distintas y tan parecidas como lo son Jazna y Rayen, de una recibía dulzura y de la otra recibía curiosidad. Me di la libertad de recorrer sus manos, una pequeña  y otra grande y pude sentir el flujo de energía del círculo en el cual me encontraba.

 Como en la clase de sonidos, se describió por cada grupo las sensaciones que hubo y la definición de una palabra la representación de lo ocurrido. La que me gustó más y me causo curiosidad, fue “protección”. Cada vez me asombraban mas estos individuos.

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