viernes

Se cierran las cortinas



Terminando con este ciclo de cierres, debo hacer una conclusión, un análisis o una reflexión de lo vivido en este semestre con este ramo. La verdad es que tenía otra visión cuando comenzó el año de cómo sería, quizás lo idealicé mucho, como hacemos constantemente con muchas situaciones y personas en nuestra vida, lo que en algunos casos lleva a una decepción oculta tras una sonrisa amable y cordial. Obviamente tengo puntos a favor y puntos en contra para esta asignatura, pero para que ver lo negativo, intentemos ver lo positivo. 
Aprendí que cada persona que convive conmigo en las salas de esta universidad son distintas, su manera de moverse, de colorear, de crear y de expresarse son totalmente distintas unas de otras, si bien hay puntos de convergencia, también hay grandes puntos de divergencia. Algunos son mas extrovertidos, otros introvertidos. Algunos no tienen miedo a decir lo que piensa, otros tienen miedo de decir lo que sienten. Cada uno ha cambiado de piel tantas veces como la gran mayoría. Existen historias, lágrimas, alegrías, y un sinfín de cosas que nos pueden diferenciar del otro.  

¿Qué aprendí? Bueno no puedo decir que gracias a esto se quién soy, o a que vine o que quiere esta vida de mi, o cualquier razonamiento filosófico estresante de “De dónde venimos”, sigue siendo un misterio para mí. Si puedo decir que mucha cosas que creí haber superado siguen ahí, en un estado de hibernación latente, como esa tranca de relacionarme con cualquier persona y no sentir que mi corazón late como si hubiera visto una sombra de dudosa procedencia. 
Me quedan muchas cosas que trabajar, que aprender, vivir, fallar, etc. Lo importante es que estoy consciente en donde tengo mis pies, consciente de los terrenos por los cuales estoy caminando. Muchos puede que estén en la misma, ya que a pesar de que soy individual, también soy un todo con el ambiente que me rodea. 
Me gustaría que fuera una instancia más amena y más relajada, porque las veces que pudimos soltar nuestras cabelleras, nuestra mandíbula para esbozar sonrisas o aflojar nuestras cuerdas vocales para soltar una que otra carcajada, sentí que era mas parte del proceso que cuando teníamos que regirnos por órdenes estrictas y rígidas. 

Lo pasé bien, me reí, me emocioné, me relajé, me enojé, me incomodé, me amurré. Pero no puedo decir que me aburrí. Cada clase trajo alguna enseñanza, por más pequeña e insignificante que parezca y agradezco esas pequeñas lecciones. Agradezco esas pequeñas reflexiones que me hacían conversar conmigo misma  cada vez que salía de la sala.
Gracias a esto pude conocer de otra manera a mis compañeros, pude acercarme a los que puedo llamar mis amigos, pude mirarme de otra manera y mirar al curso de otra perspectiva menos convencional. Espero que este ramo se convierta en algo para disfrutar siempre, que sea relajado y que sea un poco más “libre” llegando a los límites necesarios.


“La creatividad es una puerta donde otros ven una muralla”

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