Terminando con este ciclo de cierres, debo hacer una
conclusión, un análisis o una reflexión de lo vivido en este semestre con este
ramo. La verdad es que tenía otra visión cuando comenzó el año de cómo sería, quizás
lo idealicé mucho, como hacemos constantemente con muchas situaciones y
personas en nuestra vida, lo que en algunos casos lleva a una decepción oculta
tras una sonrisa amable y cordial. Obviamente tengo puntos a favor y puntos en
contra para esta asignatura, pero para que ver lo negativo, intentemos ver lo
positivo.
Aprendí que cada persona que convive conmigo en las salas de
esta universidad son distintas, su manera de moverse, de colorear, de crear y
de expresarse son totalmente distintas unas de otras, si bien hay puntos de
convergencia, también hay grandes puntos de divergencia. Algunos son mas
extrovertidos, otros introvertidos. Algunos no tienen miedo a decir lo que
piensa, otros tienen miedo de decir lo que sienten. Cada uno ha cambiado de
piel tantas veces como la gran mayoría. Existen historias, lágrimas, alegrías,
y un sinfín de cosas que nos pueden diferenciar del otro.
¿Qué aprendí? Bueno no puedo decir que gracias a esto se
quién soy, o a que vine o que quiere esta vida de mi, o cualquier razonamiento
filosófico estresante de “De dónde venimos”, sigue siendo un misterio para mí.
Si puedo decir que mucha cosas que creí haber superado siguen ahí, en un estado
de hibernación latente, como esa tranca de relacionarme con cualquier persona y
no sentir que mi corazón late como si hubiera visto una sombra de dudosa
procedencia.
Me quedan muchas cosas que trabajar, que aprender, vivir,
fallar, etc. Lo importante es que estoy consciente en donde tengo mis pies,
consciente de los terrenos por los cuales estoy caminando. Muchos puede que estén
en la misma, ya que a pesar de que soy individual, también soy un todo con el
ambiente que me rodea.
Me gustaría que fuera una instancia más amena y más
relajada, porque las veces que pudimos soltar nuestras cabelleras, nuestra
mandíbula para esbozar sonrisas o aflojar nuestras cuerdas vocales para soltar
una que otra carcajada, sentí que era mas parte del proceso que cuando teníamos
que regirnos por órdenes estrictas y rígidas.
Lo pasé bien, me reí, me emocioné, me relajé, me enojé, me
incomodé, me amurré. Pero no puedo decir que me aburrí. Cada clase trajo alguna
enseñanza, por más pequeña e insignificante que parezca y agradezco esas
pequeñas lecciones. Agradezco esas pequeñas reflexiones que me hacían conversar
conmigo misma cada vez que salía de la
sala.
Gracias a esto pude conocer de otra manera a mis compañeros,
pude acercarme a los que puedo llamar mis amigos, pude mirarme de otra manera y
mirar al curso de otra perspectiva menos convencional. Espero que este ramo se
convierta en algo para disfrutar siempre, que sea relajado y que sea un poco
más “libre” llegando a los límites necesarios.
“La creatividad es una puerta donde otros ven una muralla”
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