Nos llegó un mail durante la semana que los primeros veinte tantos
de la lista debían traer diario para la clase que seguía. Cuando nos tocó
entrar pidió que ese grupo se dispusiera al medio de la sala y nosotros por
fuera de ellos, sentados como espectadores de una obra de teatro.
Luego de que el profesor Félix nos llamara la atención por
el descuido del blog y de las pocas o nulas entradas que llevábamos escritas,
indicó que con el diario desparramado por la sala, se hicieran objetos
representativos de la persona con más influencia de sus vidas y esto solo con
diario y un masking tape personal.
Mientras esto acontecía a los grupos que quedaban, se le
dijo que en la próxima clase teníamos que elegir un objeto preciado y
presentarlo frente a la clase y el último grupo debía traer una foto
digitalizada de la persona a quien mas querías. Estas actividades eran
claramente para hacer recordar sucesos de tu vida bastante emocionales, y
dirigirte a una exposición de vulnerabilidad que podría producir un shock
emocional que te llevaría al borde de botar esas lágrimas con sabor a viejo.
A mi gusto la actividad con diarios era mas creativa y
original que las demás. Observé a mis compañeros inmersos en darle forma y vida
al diario que disponían. La mayoría estaba concentradísima en la creación de su
objeto, sus ojos vivaces, recordando experiencias vividas, momentos de dolor y
recordando constantemente el sentimiento que producía la persona en quien en
ese momento no dejaban de ver ante sus ojos.
Luego de arduos minutos cortando masking tape y creando su
objeto, finalizaron. Surgieron objetos tan raros, con explicaciones que se aclararían
en un par de minutos. Una pala, pelotas,
un buda, una biblia, un rayo, un ramo de flores, etc. Se dio el espacio para
que con nuestras cámaras captáramos la historia que nos quería contar esos objetos.
A continuación y con mucha curiosidad, el profesor nos pidió que rodeáramos a nuestros
compañeros para que sintieran protección a lo que estaba a punto de venir.
Se apagaron las luces, se prohibió hablar, se prohibió sacar
fotos a esta sección más íntima. Por orden cada uno se colocó al centro con su
objeto y nos contó la historia o la persona que representaba detrás de una
escultura hecha con diario. Fue un momento bastante personal, hubo lágrimas,
historias que tocaron mi corazón, otras que lo encogieron con tristeza. Se
convirtió en el espacio de desahogo para algunos y para otros, dejarnos una
lección de vida a través de sus experiencias.
Agradezco a cada uno de mis compañeros por la confianza que
se produjo y la valentía que requería esta exposición de cada uno. Esta
experiencia la guardo en mi mente y en mi corazón y me recordarán
constantemente las lindas y especiales personas que serán mis futuros colegas
en algún momento de esta vida.
Me fui con una riqueza espiritual ganada y con un temor
inminente, ya que la próxima clase tendría que exponerme yo.
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