jueves

Guerra



Aquí me encontraba de nuevo conmigo misma, plasmada en un yeso inerte sin vida. Máscaras de nuevo. Esta vez cada uno dejaría atrás esa gris escultura de su rostro y lo convertiría en algo con vida propia, poniéndole colores que representaran la identidad de cada individuo. No bastaba solo con inmortalizarte, también debías darle vida.

Empecé por ahogar mi máscara en pasta muro para emparejarla y luego de varios minutos observando la sala, me dediqué a lijarla, para obtener un acabo más liso y más fácil de colorear. En todos esos minutos que habían pasado hasta ahora, no tenía la más mínima idea de cómo decorar mi máscara para que representara mi persona. Que tarea más difícil tener que encasillarte en unos pocos colores y decir “Esta soy yo”. Junto a mi estaba don Ignacio, mi peludo amigo Pablo y la chica estrella Daniela.
La actividad se me hizo menos mortificante en compañía de este trío, pude distraerme de tener que encontrarme con mi “yo” y las risas, las ofensas amistosas, conversaciones incoherentes y las improvisaciones musicales del dúo dinámico, actuaron como un bálsamo para esta clase. 

Tomando atención y escuchando los grupos aledaños me di cuenta de nuevo que no fui el único ser viviente en esas cuatro paredes que tenía ese mismo bloqueo mental. Sin sentido de quién era yo y que colores y diseños me representaba, me dispuse a decorar la máscara. No tenía sentido de pertenencia con lo que sostenía en mi mano, aún así intenté plasmar sensaciones que me definían. Traté de pintar cada elemento que constituía mi cara, con experiencias. Al menos fue un salvavidas que me arrojó mi cerebro en un momento casi de desesperación del inevitable y cliché encuentro del “¿Quién soy?”. 
Comenzó una tranquila lluvia que se llevó consigo mis preocupaciones y mi bloqueo mental y dibujó en mi mente la palabra mágica de todo adolescente, joven y adulto joven que te hace salir glorioso e invicto de cualquier situación problemática: “Filo”. Filo si no me sentía orgullosa de mi máscara coloreada a duras penas y en sintonía con la lluvia, me liberé de mi pesadumbre. 
Para relajarme me di el lujo de pasearme por las salas y observar las identidades de mis compañeros. Cada máscara me miraba con desdén, pavoneándose de su hermosura, pero la que causo revuelo en mí y en todos, fue la máscara de Jazna. Entre derrotada y maravillada, me senté junto a mis amigos que se encontraban en una ardua tarea de mini proyectiles de papel. Cada uno fue marcado con pequeñas pinceladas en su rostro y yo recibí la cruz invertida, en representación del Anticristo. 

Terminó el día con una guerra de proyectiles de ambos lados, definiéndose los bandos rivales. La idea de Rayen, Jazna y Niki era atacar a su atacante Pablo que previamente había intentado mancharlas con el pincel. Y cometiendo un acto de traición, movida por mi figura satánica en mi frente, me uní al grupo enemigo y la barba de nuestro amigo terminó digna de la época navideña.

Entre ruidos y música



Sonido. Propagación de ondas elásticas. Un ruido. Una melodía. Un grito. Un silencio. En este caso, expresión de lo que tus ojos y tu boca no pueden expresar. Entre a la sala con una guitarra que ha sentido lo peor y lo mejor de mí y con la excitación creciente que tenía por esta clase. 

Ceremoniosamente pusimos nuestros instrumentos en el centro de la habitación. Algunos se mostraban desnudos  recostados en su máximo esplendor, otros, tímidos protegidos con una funda o un plástico esperando que algún mortal fuera digno de desvestirlos. Creamos un círculo de protección por fuera de ellos, mirándolos con inquietud, preguntándonos que sería lo siguiente, mirando objetos extraños y otros demasiado familiares.  
Para hacer más curioso la actividad, nos pidieron elegir el objeto que más nos llamara la atención. Rescaté un pequeño instrumento de cuerda en su funda. Un charango. Era bastante hermoso, con unos detalles que lo hacían único. Nunca lo había tocado, y me tenía bastante intimidada con su belleza y sus cinco pares de cuerdas sin la más remota idea de cómo hacer un acorde, pero he ahí el desafío que representaba para mí. Me presenté a el pasando los dedos por sus cuerdas y el se presentó a mi emitiendo agudas notas. 



Después del encuentro de humano-instrumento, se proyectaron colores y palabras significativas,  donde cada uno debía tocar e interpretar el sentimiento que causaban los colores en ti y las sensaciones que producían las palabras. Simplemente me dejé llevar, por el primer sentimiento que luchaba y noqueaba a los otros y salía primero. Así fue como exprese mi rabia con gran efusividad sacando todas las notas posibles del símil de una guitarra, la palabra compartir con un sonido que me causaba gracia, la felicidad del amarillo con notas vivaces y melancólicas melodías producto de la tristeza. 
No fui la única que se absorbió por las notas que salían de nuestros objetos ni tampoco la única a la que le causó horror el ruido que formaron las melodías que se juntaron y explotaron en un intento de suicidio masivo de la música. Ludwig estaría indignado con el caos de ese jueves. 

A continuación se nos pidió juntarnos en grupos, vientos con vientos, cuerdas con cuerdas, percusión con percusión, etc. Y crear una melodía AGRADABLE y armoniosa totalmente inventada por nosotros y luego presentarla. Entre juego y juego, creamos algo dulce y tranquilo. 
Y así fueron saliendo cada grupo, deleitándonos con sus improvisación, el de las cuerdas fue tranquilo, algunos eran graciosos, otros bastante movidos y creativos. Finalmente los seleccionados por el dedo mágico de la profesora, debían decir lo que la clase representó para ellos. Salieron palabras como alegría, desafío, música y compartir, palabras significativas que en conjunto representó perfectamente lo que acaba de ocurrir en la sala de clases. 

Mi palabra fue liberación, ya que constantemente deseo expresar de otra forma que no sean las palabras lo que siento. Salí liviana, mas libre y hasta mas feliz y sentí que mi guitarra estaba en sintonía conmigo.

domingo

Depilación express



La clase comenzó con una mujer menuda e histérica dando instrucciones de cortar un pliego de papel estúpidamente grande en cuadros más pequeños. Con Felipe apretamos los cachetes y nos dispusimos a realizar la tarea rápidamente antes de que a nuestra profesora le diera un ataque de mega histrionismo severo irreversible. El siguiente paso era dibujar nuestra silueta, las cuales salieron bastante deformes. Luego nos dispusimos a escribir acciones significativas que realizábamos con elementos de nuestra cara. Sonreír, examinar, expresar, etc. 

La verdad es que no entendí mucho esa actividad y el significado o la intención que se quería demostrar, en fin. Acto seguido me dedique a enrollar mi deforme silueta y dejarla a un lado, para el acontecimiento más importante. Máscaras. El arte de plasmar tu rostro con todas sus imperfecciones en un pedazo de yeso frío, extrayendo parte de tu alma dejando un rostro sin vida y acompañado por una mueca que quedaría permanente e inamovible. 
 Como ya tenía una experiencia previa me dediqué a esculpir la cara de Pablete, una tarea con un nivel de dificultad elevado ya que su cara estaba dominada por pseudo barba y pseudo bigote, además de una melena digna de comercial de head & shoulders. Y tomando los pedazos previamente recortados y humedeciéndolos en agua, comenzó la acción. 

Resultó que este personaje peculiar se quedo inusualmente dormido bajo el frío y húmedo yeso, lo cual me produjo bastante gracia, pero me ayudó bastante su petrificación momentánea para hacer una máscara sin boca. Como dije su cara estaba dominada y la vaselina no pudo con ella. Lo bueno también es que solo le arranqué un par de pelos que seguramente no extrañará. 

En el momento de recostarme en la mesa con un leve muy leve parecido a un pabellón, me entraron las ganas de reír sin razón. A mi lado de nuevo, estaba la Dani y creo que las dos sentimos la alarma inminente. Pablo nos iba a deleitar con su humor absurdo e inevitablemente reiríamos y arruinaríamos la seriedad de la máscara. 
Me llené de la viscosa vaselina y mi tocaya realizo el trabajo pesado. Me armé de valor y concentré toda mi energía para no escuchar las palabras que salían de la boca de mi peludo amigo. Obviamente  fallé, me reí mucho y escuchar la risa de mi acompañante recostada también hacía efectos. Finalmente recobré la compostura y pude abstraerme un rato. 

Sacarme la máscara ya seca fue un momento de real tortura. La pelusas que tenía fueron las elegidas para sufrir una depilación gratis. Creo que no me eché suficiente vaselina o mi compañera puso yeso en los lugares inadecuados. Al final cualquier cosa que haya causado la falla, me produjo un dolor enorme. 
Me di cuenta que mi cara es desproporcionalmente pequeña y donde los vellos extraídos se quedaron pegados en el Neanderthal que veía en mis manos. Un toque de realismo. 

Finalmente con gran irritación en las partes injustamente depiladas, me fui de luto hacia el refugio de mi cama.

sábado

Virus plus Pimp My Blog




Este es un bonus, que añado para completar (según lo señalado en la primera clase) mi experiencia a través de esta asignatura.
Jueves  11 de Abril. Se dividió al curso en par e impar, quedando este último sin sala de computación para la creación de este blog debido a que en aquella sala se encontraban los denominados “zorrones de medi”. A este acontecimiento fracasado yo no asistí, porque a mi aburrido sistema inmune se le ocurrió la graciosa idea de decirle “bienvenido” a un virus estomacal y hacerme expulsar cualquier sustancia que tuviera alojada en mi estómago. Una hermosa y violenta gastroenteritis me atacó para dejarme incapacitada por dos días.
A pesar de estar constantemente expulsando sustancias por mi boca, resultó ventajoso por que la clase no se realizó, lo que me dio la posibilidad de recuperar la clase en conjunto con mis compañeros.


Entonces. Viernes 26 de Abril. Recuperación de la clase del blog. Ingreso de la alumna: una hora tarde apróx.
Mi irresponsable atraso se produjo gracias a la entrega de un trabajo de otro ramo, el cual debía imprimir. Este trabajo lo llevaba en un dispositivo de almacenamiento masivo para llegar, insertar, y como dije, imprimir, pero mis queridos amigos se les ocurrió almacenar sus trabajos en mi dispositivo para realizar el acto todos en conjunto lo cual fue de gran atraso ya que cada uno tuvo que ir a un computador, descargar su archivo e ingresarlo a mi herramienta. Una segunda odisea vino a reírse de mí: la fila de impresión. En pocas palabras, atraso.
Junto con la Dani, ingresamos  a la sala de computación esperando quizás una llamada de atención del profesor, pero nuestras habilidades ninjas nos ayudaron a escabullirnos hacia un computador cercano e instalarnos rápidamente y pasar desapercibidas. Misión cumplida. Con un par de instrucciones ya estaba lista para desarrollar mi blog. 


Debo admitir que en un momento me sentí como una verdadera hacker/geek que obviamente a ojos de un verdadero máster en informática era  tan fácil como cambiar los canales del televisor. Pero bueno,  inmersa en mi utopía tecnológica, seguí creando este espacio. Cambiando fuentes. Eligiendo plantillas. Eligiendo fondos. Escogiendo letras. Googleando “gadget”. Fue una tarea entretenida hasta que escuché al profesor decir que debíamos hacer una primera entrada, una de prueba. Perdí varios minutos de mi vida pensando en que podría escribir y buscando en mi interior alguna poeta escondida digna de mi abuela o alguna escritora en potencia esperando el momento para liberarse o al menos una frase inteligente, cualquier cosa y nada. Nada. Quizás… no, Nada. Me sentí bastante frustrada hasta que observé los colores de la ropa de la gente y el frío que sentía en ese momento, una ocurrencia particular de mi cerebro, pero debía aprovechar ese impulso. Mi escritora en potencia esbozó una sonrisa. Y así fue como en unas cuantas líneas expresé tímidamente lo que usted puede ver como “Explosión” un poco más abajo. 

Orgullosa de mi intento de blog, me dirigí a mi hogar a dormir.

miércoles

Desde el principio



Empecé  el día con una leve excitación que se sentía en el ambiente de lo que sería nuestra primera clase de Estrategias de la Intervención. Se comentaba  que haríamos, si sería entretenido, o en realidad nuestros compañeros de segundo solo nos estaban “cuenteando”.  Cuando era la hora nos encontramos una profesora un tanto estricta, donde se notaba a kilómetros su gusto por la obediencia.

Risas, murmullos y un enredo de conversaciones que llenaba la sala y a la vez, una dificultosa profesora tratando de hablar en medio de tal barullo. Detrás de la profesora,  se encontraba el profesor Félix, que brillaba por su silencio y su actitud observadora, el cual cambio radicalmente al alzar la voz y mandarnos a callar.

Después de un par de cosas técnicas, estaba  entusiasmada y muy ansiosa esperando las instrucciones de la actividad, la cual consistía en dibujar un triangulo y en cada lado escribir tres cualidades tuyas que te harían sobrevivir y salir adelante en lugar extraño y desconocido.

Tomando el lápiz amarillo, dibujo mi triangulo mientras pensaba cual cualidad mía elegiría para esta tarea. Y siempre  que he participado en actividades  de este tipo, la primera palabra que me viene a la mente es “Fuerza”. ¿Por qué? Porque gracias a las experiencias vividas, he aprendido e incorporada tan profundamente esta palabra en mi personalidad. Una fortaleza que viene del interior, puramente visceral que me mantiene en pie y con la frente en alto cada día. Lo que me lleva a la siguiente palabra que elegí. “Convicción”. A pesar de que mis tiernos diecinueve  me he formado con ideologías, pensamientos y concepciones de vida muy potentes. Aunque solo sea en base a conceptos básicos, lo que creo y lo que siento que es correcto y verdadero, están presentes fuertemente, haciéndome cosquillas en la piel y sobre todo en la lengua todos los días.

Por último y la que me costó bastante elegir, fue “Sinceridad”. Una característica personal que después analizando bien, encaja casi como un puzle perfecto con las otras dos cualidades. Ser sincero contigo, con los otros, con tu propio entorno es fundamental para vivir en tranquilidad.


Nuestra tarea después de haber terminado, fue juntarnos con un compañero con quien nunca hemos hablado. Me junte con Javiera y Michael, personas con cualidades bastante admirables  (amable, positivo, extrovertido) en una sociedad tan amargada. Personas que se nota su honestidad. Y así se pasaron varios minutos intercambiando experiencias con distintos compañeros que hasta hoy se me hacían desconocidos.

Para finalizar la actividad hubo un momento libre para llenar de fotos nuestros celulares, cámaras fotográficas o lo que sea que en ese momento pudiera captar y congelar la felicidad que se vivía en una tarde calurosa en la universidad. “¡Foto!” “¡Ponte, ponte!” eran las frases que se escuchaban con frecuencia, llena de caras alegres, sonrisas con risas, muecas y poses extrañas que finalizo con una gran T y O formada por nosotros, congelando en una perfecta foto, las caras soñadoras y sonrientes de la generación 2013.